Ni casas,
ni alimentos,
ni objetos de hierro,
ni efectos mercantiles,
ni animales de transporte.
Se quema todo.
A las oligarquías locales “que ya estaban en contacto con la avanzada española para hacer negocios”:
éxodo o fusilamiento.
Ordenó Belgrano.
Y ardieron cosechas y calles.
– Julio de 1812 –