Dos Mangas es una de las comunas laterales a la afamada Spondylus, ruta del sol y de las playas ecuatorianas. Pero en la vereda de enfrente. Del lado de la montaña, de los árboles de tagua (semilla a tallar), de las siembras, los cultivos y los arreos. De donde se rasguña turismo a las costas con el vuelto moda ecoturismo.
A la comuna se llega pasando 7km. de camino alternando tierra y cemento y pozos, y luces de noche y agua en época de lluvias, cuando el agua al fin no escasea en las casas víctima del suministro desregulado a Manglaralto y Montañita. Arriba de «carros» a dólar per càpita con la frecuencia que los trabajadores y estudiantes dicten si alcanzan a juntar almas en alguna de las paradas.
Las comunas ecuatorianas comparten ese placer por las hamacas paraguayas y las siestas silenciosas que le sirven de hilo conductor bajo el sol de todos los días; Dos Mangas le pone el toque personal con las peatonales de animales. Son suyos los alaridos – timbres de los perros al paso desconocido en los anocheceres, suyas las comunidades paseantes de cebus a papada tambaleante y las gallinas de cada hogar en el gran barrio de las casas de caña y, tal vez, material.